Prestigio
Prestigio es el sentimiento positivo que la gente tiene hacia un negocio en particular. El prestigio es producto de muchos factores, pero en gran medida se genera por la amistad, la honestidad y la cortesía de los empleados del negocio.
Los clientes prefieren comprar donde sienten que se les valora. No es el negocio en sí, las cosas que se venden, lo que genera por sí solo el prestigio, sino las personas que trabajan en el negocio: una sonrisa, un saludo amigable, una ayuda, una aclaración, recordar los nombres de los clientes, los productos que prefiere, etc. ésas son las bazas.
Cuando los clientes entran en un establecimiento comercial, saben que van a pagar los objetos o servicios que adquieran pero esperan algo más por su dinero: su reconocimiento como personas que apoyan ese negocio concreto, algo así como ser considerados parte del éxito de la empresa.
Es importante comprender que todos los miembros de la empresa tienen un papel que cumplir en la atención al cliente. Pero no es fácil, porque aún existe la idea de que servir y atender a los demás es una actividad de rango inferior. Esta es la razón por la que sucede con frecuencia que se encarguen de la atención al público las personas más jóvenes o las más inexpertas; como si el trato con los clientes no fuese una actividad decisiva para la marcha del negocio.
Los nuevos métodos de gestión comercial requieren una actitud de aprendizaje por parte de todos los componentes del negocio. A tratar al cliente, pues, también se aprende. Se aprende a desarrollar habilidades de comunicación, se aprenden las tácticas de negociación, el tratamiento de quejas y conflictos, la motivación del acto de compra…
La formación continuada del empresario y sus trabajadores es un requisito imprescindible para que se consolide el prestigio del negocio. No hay que olvidar que el comerciante no fabrica el producto que vende -en la mayoría de casos- por lo que su valor añadido se centra en el servicio de intermediación que ejerce, y lo ejerce utilizando su persona como medio: sus valores personales de trato, claridad de información, atención individualizada, resolución de problemas, garantía y solvencia, cordialidad y buenas maneras -son sus herramientas de atención al cliente, herramientas que debe conocer y potenciar para conseguir una mayor rentabilidad.
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